La enseñanza como práctica social.

 La cultura domina gran parte de nuestras vidas. 

Nuestro comportamiento necesita adaptarse a los requerimientos sociales para lo cual debemos incorporar numerosas habilidades que no se producen en nosotros de modo natural (no aprenderemos a leer, escribir, sumar, restar, etcétera, si no nos enseñan) 

El ser humano ha creado un lenguaje, un sistema numérico, ha desarrollado la ciencia, y ese bagaje cultural acumulado a través de su historia requiere ser transmitido a las nuevas generaciones para que ellas tengan la oportunidad de aprovecharse de él tal como está, o para transformarlo o recrearlo, apuntando hacia el progreso individual y social. 



Cuando nacemos ya hay un mundo en cuya creación cultural nos insertamos, y el que se nos impone sin concurrencia de nuestra voluntad, y al que debemos adaptarnos si no queremos quedar marginados. La educación humana a diferencia del resto de los seres del mundo animal no es natural sino muy influida por el mundo de los adultos, pues a pesar de proclamarse la necesidad de una crianza en libertad y un espíritu crítico, se condiciona necesariamente a la cría humana a respetar una serie de reglas y a adaptarse a los cambios científicos y tecnológicos. 

El ser humano solo será libre si conoce y respeta los límites de su libertad, pues la convivencia social sería de lo contrario. Por otra parte, la escuela a cargo de docentes, profesionales especializados en el arte de enseñar, elige políticamente y de acuerdo a un plan nacional, cuáles son los contenidos que se deben transmitir y cómo debe hacerse, con una enorme carga ideológica, lo que resulta inevitable y también útil para crear una sociedad con valores comunes. 

A partir del nacimiento de la cultura de masas, la necesidad de que el pueblo, que participa activamente en la vida política se convierta en una ciudadanía útil al conjunto, hizo que enseñar sea una tarea muy relacionada con la política del Estado. Es por eso que si comparamos la enseñanza de países con culturas diferentes, veremos que sus programas están acordes a su modo de vivir. Pierre Bourdieu califica a las instituciones escolares como instrumentos de reproducción social.

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